sábado, 18 de mayo de 2019

Buena suerte en el juego, mala suerte en el amor

Me considero una persona bastante escéptica, pues no creo en la suerte, ni en los fantasmas, ni en el karma, a veces ni siquiera creo en mi mismo, pero después de este día, se me hacia imposible no pensar que algún tipo de fuerza me maldecía.

Mi primer concierto fue frustrante, no por tener que llegar tarde, no por tener que recurrir a la improvisación, no porque se me rompieran las cuerdas o me robaran el estuche, si no porque había invitado a una mujer conmigo, la cual después de unos tragos, termino besándose con cualquier tipo que se le cruzara.

Al final del evento termine como siempre, solo y decepcionado, pero ¿Acaso podía ser peor? La respuesta es si, pues para empeorar las cosas, se había puesto a llover y mi violín se podía mojar.

Corrí buscar algún refugio y el único lugar que aun estaba abierto era un local de lotería.

Me llamo la atención el gran bullicio y toda la gente que se encontraba ahí dentro, en contraste de lo desierta que estaban las calles.

Pero de todas formas, no me tomo mucho tiempo descifrar la razón del tumulto. Aquella tarde se anunciaba un gran premio de la lotería y todos ahí querían ganarlo.

Yo estaba indiferente, todo el dinero que había en juego no me causaba ningún entusiasmo, pues la única riqueza que codicio es la riqueza interior -la sabiduría y la destreza-, pero solamente por curiosidad y para pasar mas rápido el tiempo, adquirí un boleto y me dispuse a jugarlo.

Tengo que admitir que comencé a ver los números del boleto sin mucha sorpresa, pero a medida que iba acertando uno a uno a los números ganadores, no era el asombro lo que se apoderaba de mi, si no que la inquietud y el nerviosismo.

Cuando me di cuenta que estaba tan solo a un numero de ganarme aquel enorme premio, un miedo paranormal me invadió. Rompí con violencia el boleto y lo arroje lejos, para luego salir corriendo del lugar.

Todos ahí debieron haber pensado que fui un idiota por haber roto el posible boleto ganador, pero nadie era capaz de ver que junto a el, estaba sentenciando también mi destino.

Alguna vez oí decir: "Mala suerte en el juego, buena suerte en el amor" y para mi, que siempre había tenido mala suerte en el amor, era obvio que en aquella ocasión tendría buena suerte en el juego.

Por eso rompí el boleto y decidí no ganar la lotería. No queria tener buena suerte en el juego, porque en el fondo, muy en el fondo, aun no perdía la esperanza de, algún día, tener buena suerte en el amor.

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